lunes, 23 de enero de 2012

¿Se escribe por qué se muere? ¿Se muere si no se escribe? Apuntes.


Buscar razones al por qué de la escritura es una cuestión que de una forma u otra ha sido fuente de inquietud para todo escritor. Está en la naturaleza de todo ser humano pensante: descubrir el origen de nuestras acciones y su justificación. En mí esta necesidad ocurrió de manera puntual y un tanto distorsionada. Distorsionada de la pregunta primigenia: por qué se escribe. Se me adscribió inmediatamente a la muerte. Y no porque no amara la vida. Esta no era la cuestión. ‘Amo tanto la vida’ como dice la poeta catalana Montserrat Abelló ‘que a veces la hago mía’.
Envuelta en una soledad más deseada que inevitable, las palabras de la escritora argentina Alejandra Pizarnik me acompañan por dentro y por fuera. Gran poeta, gran sufridora del tiempo, de la armonía falsa de las cosas, de la enferma fuerza de las palabras, Pizarnik me reveló en sus diarios de esta forma la respuesta:

‘la complicidad de la palabra que mis ojos enjaulan es una especie de campana de mi soledad. Cuando leo que dije soledad o silencio me descubro al instante, en un rincón de la habitación miedosa y perdida pero reencontrada de alguna manera. Aunque nada de esto tenga que ver con la validez o deficiencia de lo que escribo, sé, de una manera visionaria, que moriré de poesía. Esto no lo comprendo perfectamente, es vago, es lejano, pero lo sé y lo aseguro. Tal vez ya sienta los síntomas iniciales: dolor en dónde se respira, sensación de estar perdiendo mucha sangre por alguna herida que no ubico’.

No puedo saber hasta que punto Pizarnik amaba la vida. Pero puedo, a ciencia cierta, comprender que Pizarnik amaba las palabras de una forma inquietante. Este amor es a la vez doloroso y revelador. Revelador a mis propios síntomas: vómito helado causado por el dolor de querer hablar y no poder. La garganta que me revienta como un volcán y la lava llena las paredes, el techo, el suelo…toda la habitación llena de mi agonía. No saber donde está esa palabra que haga callar mi aullido en la noche, y para calmarlo me sumerjo como una borracha en el alcohol de otras palabras, y otras autoras, y otras formas de escribir….y lloran mis manos cada vez que cogen la pluma…y rezo para no caer fundida a los pies del pedestal de un dios que me dijeron ‘mío’….y es por esto que escribo, que te escribo a ti, aún sin conocerte, porque sé que aunque no se nada de ti, tu como Alejandra y como yo comprendes las palabras, esas, que ahogan y salvan…y así no vuelvo ya jamás a preguntar, sino que afirmo…no sé si escribo porque muero o porque muero escribo.

3 comentarios:

  1. Molt encercat, trobo que s'escau.
    M'encanta.
    Una abraçada.

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  2. Una bona reflexió i una expressió molt poètico-filosòfica, a la manera de María Zambrano. És difícil saber per què escribim. Possiblement, segurament, no ho faríem si fórem immortals. A mi les paraules m'atrauen i a voltes em fan por. Vaig llegir l'altre dia que la por sempre amaga desig i també he llegit no sé ara on que la por sempre és por a la mort. Una abraçada.

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