Diré vislumbres del olor
de la manzana,
La trenza de colores a la
encía,
El delirio de los dedos
lamiendo la pulpa,
La música de los ojos,
como un carbúnculo,
El corazón del sexo,
abierto a la mirada:
Tu, que eres hoy mi sexto
sentido.
Todos los sentidos hoy
tienen sentido
En ti y en mi y en la
piel de la manzana,
Que empezamos con saliva
en la mirada,
Que olemos con orejas y
encía.
Ávido de simas, el amor
es un carbúnculo
Vibrando bajo los dedos
tibios de la pulpa.
Dados de espejo
multiplican la pulpa
Al jardín extremo donde
nada va en sentido
Contrario, y donde con
fuerza de carbúnculo
Triunfa la vieja voz de
la manzana,
Y la serpiente del deseo,
en la encía,
Exalta los ojos, el
olfato y la mirada.
Tiento, con la serpiente,
la garganta de la mirada
E izo las banderas de la
pulpa.
Desafiando, por el nudo
de los vientos y la encía,
Dentro de ti encuentro y
siento mi sentido.
Todo astro rueda al
perseguir la manzana
Que prende el azar con
llama de carbúnculo
Carbúnculo en las cimas,
y, en el fondo del pozo, carbúnculo.
Cuando vienes, con
dientes y lengua en la mirada,
Y recoges todo el placer,
como una manzana
Madura. Oyes? Sobre la
pulpa
La muerte solo es un
nombre sin sentido
Cuando me escuchas el
olor con la encía.
Y la noche se nos deforma
en la encía,
A los ojos, al sexo, con
creciente carbúnculo.
Los labios tocan besos de
mirada
Que se funde, y ardiente,
la oreja no tiene sentido
Nada que no sea verde
sabor de pulpa
Y palpa el goce que
centellea a la manzana…
Cuando digo la manzana
fascinada a la encía,
Tacto de pulpa y olor de
carbúnculo,
Con la mirada absorbo tu
sentido.
(Maria-Mercè Marçal de 'Terra de mai')
(Maria-Mercè Marçal de 'Terra de mai')
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