Para G.S.
Dame amor la saliva de tu pelo,
la pudor de tu costal,
santifica con tu recelo el miedo
que supura en la miel de mi sexo.
Y dime una y otra vez
que me arrancas la ira
que me robas los sueños.
Dímelo mientras tu en mi pecho
lloras las ganas del ayer
y entre mis piernas estrujas
el alma de hielo.